Durante una inspección de la Dirección de General de Protección Civil, a los puestos de venta de pólvora ubicados en la Plazuela El Pilar, en San Vicente, el Cuerpo de Bomberos aseguró que no certificó las ventas instaladas ya que, no reúnen las condiciones mínimas de seguridad y ninguna autoridad se responsabiliza en caso de ocurrir un incendio.

El alcalde de San Vicente, Medardo Hernández aseguró que fue la municipalidad quien otorgó los permisos para que estos vendedores de pólvora se instalaran en el centro de la ciudad, pero ante un posible incendio, las autoridades municipales y de seguridad no asumen la responsabilidad.

La alcaldía se desligó del asunto diciendo que los vendedores firmaron cartas de compromiso en las que se vuelven los responsables ante cualquier eventualidad.

El jefe regional del Cuerpo Bomberos, Marcos Osmín Martínez, aseguró que bomberos emite una calificación o descalificación de los lugares de venta de pirotécnicos y es la alcaldía la que toma las decisiones finales. “Consideramos que no califican. Consideramos que este es el centro de la ciudad y el lugar está rodeado de establecimientos comerciales y no quisiéramos, como puesto de bomberos, emitir un dictamen positivo sabiendo a criterio técnico que estamos muy cercanos a los centros comerciales” aseguró Martínez, ante la bomba de tiempo que representan las ventas de pólvora de San Vicente.

Martínez explicó que la ley especial en el artículo 15, establece que las ventas de pirotécnicos deben estar distanciadas como mínimo a 15 metros de centros de concentración humana. Con esto, la principal causa por la que bomberos descalificó el lugar fue porque está justo a la salida de la Iglesia El Pilar.

Uno de los vendedores de pólvora, Alirio González, aprovechó la visita del Director de Protección Civil, Jorge Meléndez, para exponerle que el día 24 de diciembre no hubo seguridad en la zona. Según González ese día desde las dos de la tarde, el personal de bomberos y de la Policía Nacional Civil (PNC) se retiraron de la plaza y por la noche, personas en estado de ebriedad lanzaron silbadores hacia las ventas, amenazando con un siniestro.

Estos últimos, son pirotécnicos prohibidos para la comercialización y para la población en general.

 

Compromiso.

Los vendendores “exoneraron” a la comuna de cualquier suceso.